Desde que era niña, conviví con una sensación que me marcó profundamente: el miedo a que el mundo se acabara. No era un simple pensamiento pasajero, era una ansiedad real, intensa. Mientras otros niños jugaban, yo pensaba en cómo podíamos proteger la Tierra. Cerraba grifos con obsesión, me angustiaba con las noticias sobre el climaVer más ⟶